Dolor en las cervicales: síntomas y posibles

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El dolor en las cervicales se caracteriza por la rigidez del cuello, los mareos y el dolor que irradia a
El dolor en las cervicales es bastante común y a todos nos puede afectar en algún momento de nuestra vida. En algunos casos, puede ser fruto de una lesión, mientras que en otros solo es un reflejo de un movimiento brusco o una mala postura. Aunque puede parecer insignificante, lo cierto es que es una dolencia del cuello que no debes descuidar, especialmente porque puede afectar a otras zonas del cuerpo. Comprendiendo mejor el dolor en las cervicales: ¿cuáles son sus síntomas? Como su propio nombre indica, esta afección tiene como síntoma principal un dolor muy intenso en las cervicales, intermitente o continuo, cuya estructura comienza en la base del cráneo. Esta patología se caracteriza también por la rigidez que experimenta el cuello, que puede impedirte realizar algunas actividades cotidianas y cuyo daño se agrava al realizar ciertos movimientos. En algunos casos, el dolor aparece de forma súbita, a modo de latigazo, especialmente si se produce como consecuencia de una lesión. En cambio, otras veces puede ir aumentando progresivamente como, por ejemplo, cuando deriva de una mala postura continuada. El dolor en las cervicales se puede esparcir a la espalda y los hombros Otros síntomas asociados habitualmente a las cervicales son los mareos, que pueden ir acompañados de vómitos. Por otro lado, en el cuello se encuentra uno de nuestros ejes de referencia y, al verse afectado, se refleja también en una pérdida de movimiento en dicha área. Además, el dolor puede expandirse a los hombros y la espalda. Entre los signos menos habituales, pero que también pueden surgir con el dolor de las cervicales, encontramos una sensación de hormigueo en los brazos, irritabilidad, problemas de visión o dificultad para concentrarse. ¿Cuáles son las principales causas del dolor de cervicales? Tal y como hemos visto anteriormente, las causas que hay detrás del dolor en las cervicales se dividen principalmente en dos grupos. En primer lugar, tenemos aquellas surgidas a partir de una lesión (ya sea por un golpe, un accidente de coche o una práctica deportiva, por ejemplo). Y en segundo, puede deberse a una mala postura reiterada. Para tratar de forma rápida el dolor, puedes recurrir al consumo de analgésicos y el reposo, pero es importante consultar antes con un doctor para que determine qué lo está motivando en tu caso. Este profesional puede emitir un diagnóstico que aclare el alcance del problema, si hay daño en los tejidos, una fractura o si solo se trata de un dolor pasajero del que no debes preocuparte.